Reforma sanitaria (22 de enero de 2009)

 

No tengo un especial afecto por los Colegios de Médicos, entre otras cosas porque no entiendo su razón de ser ni la obligatoriedad de colegiación para todos los profesionales de la medicina. Pero he de reconocer que esta vez; mientras en el Hospital Universitario de Canarias, el HUC, se dedican a expulsar de sus consultas y habitaciones a usuarios que llevan toda la vida siendo asistidos en él pero que viven fuera de su zona de influencia, como si con ello fueran a recuperar un ápice de calidad, o mientras la Gerencia de Atención Primaria de Tenerife se dedica a controlar, con métodos propios de los antiguos colegios de monjas reprimidas y represoras los minutos de estancia de sus profesionales en sus centros sanitarios; el Colegio Oficial de Médicos de Tenerife (COMTF) se ha adelantado a todos con una propuesta que, ante el lamentable desastre de la asistencia sanitaria actual, debe servir al menos, como dice el propio presidente del Colegio, para sentarse a hablar y buscar soluciones a un sistema que después de más de veinte años de funcionamiento ha demostrado sobradamente su ineficacia.

 

Propone el Colegio Oficial de Médicos de Tenerife (COMTF) la desaparición de la actual Atención Primaria para dar forma a lo que ellos llaman Atención en Consulta que estaría formada por  médicos de Atención Primaria y Especialistas que trabajarían en los Centros de Salud. ¿De dónde saldrían esos especialistas? ¿De los grandes hospitales? ¿Dependerían, como ahora los de área, de los mismos hospitales? ¿Trabajarían alternativamente en Atención en consulta y Atención en Ingreso o exclusivamente en la primera? ¿No se dan cuenta de que ese, el de los especialistas de área fuera de los hospitales, es el fallo más importante del actual sistema? En caso contrario, que quizá fuera lo deseable, habría que formar en pocos años a una multitud de especialistas para cubrir las especialidades y unidades que se necesitarían.

 

Propone además el COMTF el tratamiento por unidades y no por especialidades, de las patologías más frecuentes. Aunque no queda esto nada claro, hemos de suponer que se crearían unidades que rotarían por cada uno de los Centro de Salud para trabajar conjuntamente con los médicos de Atención Primaria. ¿Cada cuanto tiempo? ¿Cuántas unidades de cada patología en todo el Archipiélago? ¿No sería más práctico dejar en manos de los médicos de Atención Primaria -a quienes se les debería facilitar una actualización permanente y objetiva no dirigida por la industria farmacéutica ni por otros intereses económicos más o menos cercanos a la salud- lo que en realidad es parte de su especialidad: el diagnóstico y tratamiento de la patología frecuente y abrir el acceso a todas las pruebas diagnósticas por ellos solicitadas? ¿Dónde se alojarían esas técnicas de diagnóstico, en los Centros de Salud o tendría el enfermo que seguir desplazándose a los grandes hospitales?

 

Propone el COMTF la existencia en el futuro sistema del Médico de Referencia (que supongo será el que sustituya al de Atención Primaria) pero no lo dota de funciones. Se le eximiría, por lo que se entiende, de tener que rellenar un volante para las citas con los especialistas, que serían solicitadas directamente por los enfermos. ¿Ustedes creen que esto solucionaría las gigantescas listas de espera? Que alguien me lo explique. ¿Habría que crear un servicio privado de teleoperadores asesores de especialidades frecuentes? ¿Continuaría el Médico de Referencia siendo el escribiente de las recetas prescritas por los superespecialistas de patologías frecuentes? ¿Continuará sobrecargado de burocracia y de actividades paramédicas?

 

Propone, por último, el COMTF implantar la historia clínica electrónica única y compartida, y el uso de la telemedicina para facilitar los diagnósticos y continuidad asistencial. Correcto, sólo habría que añadir en este punto la necesidad de la confidencialidad, cuya ausencia casi total es uno de los fallos más graves de los programas actuales en los que cualquier personal sanitario de las islas puede abrir la historia clínica de la novia de su hijo o del que se enfrenta a él en un conflicto civil o penal ajeno de la sanidad. Quiero decir que sería conveniente una historia clínica compartida, pero con la autorización explícita del usuario en cada episodio, o sea cada vez que se abra, y con cada profesional sanitario que le asista. Bastaría con la introducción por parte del paciente de un número secreto, como en algunas tarjetas bancarias.

 

Falta, a todo esto, la correspondiente adaptación de Enfermería al nuevo sistema como profesión complementaria imprescindible, de la que una vez más se han olvidado.

 

A pesar de todos los peros, mi felicitación al COMTF por su intención de iniciar un debate que se hace tan necesario ante el silencio e ineficacia de quienes estarían obligados a abrirlo. Este trimestre pagaré más a gusto el impuesto revolucionario (88€).

 

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© Francisco Suárez Trénor