La culpa es tuya, el apoyo mío (9 de agosto de 2011)

 

Hace algo más de un año explicaba en estas mismas columnas la malicia de un programa de prescripción médica que obligaba a los médicos de Atención Primaria del Servicio Canario de Salud a luchar contra un ordenador que debería estar programado para facilitar sus prescripciones y no, como todavía ocurre, para dificultarla. Retaba en aquel mismo artículo a las autoridades sanitarias de nuestra comunidad a que tuvieran la valentía de declararse responsables de una orden que nos obligara a los médicos a recetar por principio activo, lo que abarataría el precio de los medicamentos de una forma radical. Durante este tiempo el gasto ha ido descendiendo muy gradualmente y casi más de una forma simbólica que de una forma resolutiva. Según los cálculos del Ministerio de Sanidad el ahorro podía haber sido en este año a nivel estatal de 2.400 millones de euros, una cifra  muy parecida, según tengo entendido, a la que  ha supuesto el descuento del sueldo de los empleados públicos en todo el estado. Algo similar ocurriría lógicamente en este archipiélago nuestro. Ahorro que hubiera supuesto a su vez un ahorro para los enfermos no pensionistas, que, no nos olvidemos, desde siempre copagan los medicamentos. Es decir si la decisión se hubiera tomado entonces, si nuestros políticos hubieran tenido esa valentía que, como en el ejercito, se les suponía, podían entre unos y otros haber evitado la disminución del nivel económico de sus usuarios de manera notable. Pero las autoridades sanitarias y económicas de nuestro archipiélago han preferido continuar con paños calientes sin atreverse a asumir sus propias responsabilidades e intentando culpabilizar a otros del insuficiente paso gradual a recetar por principio activo. Así en un nuevo invento que han hecho llamar Plan Prodoe para la promoción de esa forma de prescribir comienzan responsabilizando al profesional: su médico se ha adherido a este plan, comunican al usuario, y añaden, lavándose las manos: y cuenta con el apoyo del Servicio Canario de Salud. O sea, la administración equiparada con el jugador número doce del futbol, apoyando a su equipo aunque descienda a segunda división B. Pero cuando todo este diabólico plan comienza a ponerse en marcha nos llegan noticias de que probablemente se dicte desde el gobierno central un decreto haciendo obligatoria, tarde como es costumbre en este gobierno, la prescripción por denominación de origen. Y ahora dirán: ya lo decíamos nosotros, estábamos en el camino, nos ha robado la idea, sospechamos que nos han pinchado los teléfonos, esto es un escándalo, y cosas por el estilo. Y mientras tanto seguirán dando muestras de su crónica ineficacia y de su congénita falta de ideas. Nos volverán a prometer los hospitales públicos del norte y del sur y seguirán exigiendo, mientras derrochan (gestionan dicen ellos) nuestro dinero, al gobierno nacional el cobro de unos atrasos que les prometen unos y otros pero que no paga nadie pactemos con quienes pactemos. Y así nos va, a la cola de todas las estadísticas pero presumiendo del alto nivel de unos profesionales a los que se quiere responsabilizar de todo, incluso de lo que no incumbe a sus profesiones propiamente dichas.

 

©Francisco Suárez Trénor

 

 

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