Os devuelvo mi sueño
(27 de mayo de 2010)
Os devuelvo mi sueño
y esa lágrima grande que olvidasteis un día, nos recordó sin hablar el poeta
Arozarena que regresó a los escenarios de Tejina cinco
años después de que ese pueblo representara su Mararía en la plaza de la Iglesia. Y lo hizo,
otra vez, de la mano de su amigo Oswaldo Bordón, director artístico de Artes Escénicas de Tejina,
un entusiasta grupo de aficionados que nos brindó una completa semblanza de lo
más destacado de la obra del autor. Y es que la buena gente de este pueblo no
ha olvidado los paseos en los que acompañaron al poeta en los últimos años de
su vida, los años en los que nació el poemario Poliedros del Mar, una conversación con el mar de aquella zona, el
de Jover y Bajamar. Y allí, en el viejo y nuevo Cine Unión, estuvimos
recordándolo junto con Marcial, el de Femés, que
después de tantos años no logra olvidarse de su culpa en la muerte de Jesusito
el de María; y con uno de sus hombres de paja que no sabía por qué lo habían
plantado ahora en el cementerio de Igueste y al que continúa haciéndole gracia
cuando le prenden fuego y arde toda la noche y alumbra el contorno del
cementerio y da calor; y los gallos, que creyendo el alba, cantaron toda la
noche; y estaban también las parcas y sus frágiles hilos de vida; y Luz con su
voz tentadora y también frágil; y Cecilia y Juan José, sus amigos poetas; y su
primo Pedro y su inseparable Verónica; y María José, que colaboró con los
actores hasta casi la extenuación; y aunque no lo vi, también estaba allí,
estoy seguro, Isaac. Y Ra, el amigo de éste y dios de Cerveza de grano rojo. ¿No les suena su cara? Y nos fuimos después,
nostálgicos, mientras nos asombrábamos de la noche brilladora de unos zapatos
de charol, tal vez los perdidos en Berlín hace ya tanto tiempo. Y más tarde
fuimos mora o corazón cayendo hacia el sueño. Y hubimos de despertarnos al día
siguiente en el mundo real.
Los intelectuales y el libro Mis columnas Tempelhof como reflexión
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Francisco Suárez Trénor