Ladrones de fachadas
(26 de diciembre de 2010)
Volvemos al PGO.
Personalmente poco entiendo de tales planes y me temo que poco voy a entender
después de lo que en su momento dijo el arquitecto responsable del último PGO
de Santa Cruz: que seguramente, cuando usted se decida a construir en la casa
que hoy le declaran fuera de ordenación se haya redactado otro plan y la
situación de dicha casa haya cambiado. No aclara dicho arquitecto si ese cambio
será para bien o para mal. Y es que él no puede hacerlo. Bastante le ha costado
desarrollar un plan que, según el mismo decía, no va a tener ningún efecto.
Pero yo sí, en mi ignorancia yo puedo suponer lo que le va a ocurrir y ya desde
hoy le digo que es posible –ojo, sólo posible- que se tenga que ir despidiendo
de su casa e incluso del solar que ocupa, salvo que alguno de sus hijos se
dedique a la construcción o a la política, en cuyo caso ese solar formará parte
de un edificio singular, o que al menos su propiedad puede perder gran parte de
su valor.
Un ejemplo de lo que
ocurre con estas ordenaciones y estos planes es la calle del Castillo, cuya
acera derecha, la de los pares, ofrece una desagradable alternancia en su
anchura, por culpa de los retranqueamientos que ido sufriendo a causa de los
sucesivos planes, una asimetría de muy difícil solución por lo que se ve.
Bueno, ahí quedan esos pequeños ensanches para que Jacky Ríos nos dedique sus
bellas canciones antes de que, según la SGAE, comience a perder dinero con sus
grabaciones o para que los ciudadanos de a pie tengamos algún rinconcito donde
orinar en los carnavales antes de un agradable paseo en tranvía hasta nuestro
domicilio.
El caso es que hay
planes de esos que obligan a dejar las cosas como están y ocurre lo que ocurre
en el Toscal, que las casas mueren lentamente, que el
barrio muere lentamente y que los habitantes lentamente van muriendo y el
barrio y las casas pierden su vida y su personalidad y sus fachadas serán
recuperadas como parte de la gran fachada de un banco o de una institución
pública. Un ejemplo de estas fachadas mixtas es
Pero lo grave de
todo este lío de fachadas y edificios es que algunos arquitectos nos roban las
fachadas que prometen conservar respetando exclusivamente los huecos de sus
ventanas y sus lisas paredes. Tal es el caso del antiguo Hospital Militar, hoy
Centro Socio Sanitario del Cabildo, al que le han quitado el poco encanto que
podía tener su fachada –en mi modesta opinión no merecía la pena conservarla-
para convertirla en la de un gran almacén de segunda división más propia de un
polígono industrial, que del centro de una ciudad que pretende conservar sus
rasgos históricos. Lo único que merecía la pena conservar de este edificio era
su verja, un hermoso forjado que lo protegía del exterior, y su escalera que
daba entrada a la planta noble del edificio, así como la baranda de la misma,
también de hierro forjado. Quién sabe a qué propiedad privada ennoblecen hoy en
día esas verjas y baranda si es que algún cerebro privilegiado no las ha mal
vendido a algún chatarrero de allende los mares, como ocurriera con el
chicharro de los Liqui-Liquis también víctima de un robo con nocturnidad y
alevosía.
©Francisco Suárez Trénor
Elena y
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